sexta-feira, 11 de janeiro de 2013

La fuerza de la memoria argentina sobre la dictadura en Infancia Clandestina

Hace algunos años que vi la película “O Ano em que meus país saíram de férias” (Cao Hamburguer, 2006). Recuerdo ter adorado, principalmente por mesclar fútbol con un período de política mui importante para Brasil: la dictadura militar en la Copa del Mundo de 1970 por la visión de un chico. Algunas críticas que leía era de que por mejor que sea, había muchos así hechos en la América Latina. 

Cuando vi las informaciones sobre “Infancia Clandestina” (Benjamin Ávila, 2011), una coproducción de Argentina, España y Brasil, luego tuvo el interese en verlo por recordar de la película brasileña. Creo que nosotros brasileños tenemos mucho que aprender con los argentinos (chilenos, uruguayos y paraguayos) sobre como mirar para un pasado tan tenebroso cuando en los años de dictadura militar. Mismo sin el fútbol, la visión de un chico con padres en la guerrilla me llamó la atención. 

Para empezar tenemos la visión de un ataque contra Juan (Teo Gutiérrez Romero) e sus padres, Horacio (César Troncoso) y Cristina (Natalia Oeiro) así que llegaran en una de sus casas. El tiroteo es mostrado en una lenguaje de cuadrinos (o graphic novels), con el sangre de la pierna de lo padre mezclándose con la orina del hijo. 

Fugitivos después de la dictadura militar, peronistas convictos y montoneros, salieran del país e vivieran en Brasil, México e Cuba antes de volvieren a Argentina en 1979, para participar de “La Contraofensiva” de los Montoneros. Juan e su hermana de poco menos de un año salieran del Brasil, llegando con el nombre de Ernesto – él, Juan por cuenta de Perón, se llamaría Ernesto en homenaje a Che Guevara –, en una parte con las participaciones especiales de los actores brasileños Mayana Leiva e Douglas Simon, cuyo policial de la entrada mostrase orgulloso del título mundial de un año antes (única referencia al fútbol, aún que jueguen en la escuela). 

Allí, encuentra su tío Beto (Ernesto Alterio), en una van que debería tener chocos con maní (“amendoim”), que después o llevan a sus nueva casa, en cuyo sótano esconderían las balas de las armas en las cajas de dulces y donde había un hogar secreto para Juan ir en caso de problemas con la policía. 

Pasamos a ver la adaptación de Ernesto, cuyo apodo en la nueva escuela pasó a ser “Córdoba”, de donde vino - a pesar del acento cubano. Allí, hace nuevos amigos e, en medio a su pre adolescencia, conoce y se enamora de María (Violeta Paluskas), la hermana de uno de sus amigos. En la cena en que eso se da, vemos la animación de María bailando con su cinta de gimnasia rítmica. La única vez en que el artificio técnico es utilizado para algo bueno. 

Al mismo tiempo, conocemos las tareas de los grupos guerrilleros que se encuentran en la casa de Cristina e Horacio, con los momentos de alegría de los recuentros e de tristeza con las pierdas que ocurren al longo de la película. Esa es una de la diferencia entre esta película y “O Ano…”. No lo sé se también no reflete la diferencia en que nosotros tratamos en Brasil sobre el período y como los argentinos o tratan. Pero, mismo con la visión de un chico, vemos los peligros de una sociedad dictatorial, con derecho a Juan, de doce años, pegar en un arma o ser maltratado por un policial. 

Una imagen fuerte ocurre cuando Ernesto es llamado para subir la bandera argentina durante el himno nacional, antes de las clases. El chico se recusa a hacer eso y consigue una lucha con un chico, que llámate de cobarde. Ernesto aprendió que aquella era la bandera de guerra argentina, con el sol en medio.

En cuanto su tío Beto es más preocupado con las cosas de chico para Juan, con derecho a una fiesta de cumpleaños – falsa, porque el pasaporte era falso – con la presencia de la abuela (Cristina Banegas), que discute con la hija fuertemente por pensar que el fin de los guerrilleros sería la muerte; su padre es preocupado con la causa, o que genera algunos momentos de conflicto. 

En una de las cenas más graciosas, Beto habla a Juan que las mujeres eran como los manís con choclo, no podemos llegar con todo, masticando el maní tan pronto ni esperar que el choclo se derrite, debemos saborear el choclo y después masticar el maní. Se tú no entiendes – hasta porque las mujeres son ben más difíciles – tienes que mirar la película, que muestra que Beto estaba correcto, al menos en el caso de María. 

En cuanto eso, algunos problemas más graves ocurren con la familia, acontecimientos que me hicieran parecer que las películas argentinas pocas veces terminan con finales felices. Hablando en el final de “Infancia Clandestina”, entonces… 


BASADO EN FACTOS REALES 
Leyendo después sobre la película, yo sepa que la madre de Benjamin Ávila, director, fue una militante contra la dictadura militar argentina y que, incluso, desapareció en 1979, mismo año que acompañamos Juan. Sara fue casada con un montonero e su hijo, de nueve meses, fue llevado pelos agentes de la represión y solamente fue encontrado por Benjamin con cinco años. 

En grande parte, la historia que asistimos en la pantalla es una representación do que el chico Benjamin debe ter vivido. Eso no causa prejuicio a Infancia Clandestina, pues hay mucha verdad y no algo demasiado personal. Según él: 

“Cuando decidí que mi vida sería trabajar con cinema, deseé contar esa historia – la mía historia. No con un filme biográfico, pero usando mis experiencias en una historia de amor entre un chico e una chica atravesada por este momento histórico” 

Infancia Clandestina ganó el Premio Casa de América en el Festival de San Sebastián (2011); el premio de Unasul (Festival Internacional de Cine de Unión de las Naciones Sul-Americanas - 2012); premio de mejor actriz para Natalia Oeiro en lo Festival Fine Arts (2012), de Puerto Rico; y diez trofeos del Premio Sur (2012), en Argentina, caso de mejor filme, director, mejor actriz (Natalia Oeiro), mejor actor (César Troncozo), mejores actor (Ernesto Alterio) e actriz coadyuvante (Cristina Banegas) y guión original (Benjamin Ávila y el brasileño Marcelo Müller). Fue indicado a la categoría mejor filme extranjero del Oscar, pero no está entre los cinco seleccionados.

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